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Lo siento en mi ser - sexo en el embarazo

Sexo en el embarazo: crónica de una experiencia.

Apenas podía imaginar que mi libido cambiaría al quedarme embarazada y tras el parto. Pero es cierto…cambió Un relato contundente entre corridas, el posparto y el despiadado dolor de pechos.

Por la_Gespielin

Mi vida sexual antes del embarazo

Activa y excitante es así cómo describiría mi vida sexual antes del embarazo. Estaba muy volcada al sexo y me encantaba probar cosas nuevas. Mi compañero y yo compartíamos juegos con otras personas, practicábamos el BDSM, íbamos a clubes y asistíamos a fiestas fetichistas. De vez en cuando también nos reuníamos en privado con otras personas liberales para vivir nuestras fantasías.

Nuestra vida sexual no cambió a causa de mi embarazo, sino que todo comenzó con el deseo de tener un hijo, la extensión de nuestras vidas. De repente, el sexo era principalmente un medio para un fin concreto: la procreación. El sexo sin condón, sin ningún otro tipo de anticonceptivo, en la posición del misionero en un día de ciclo fértil fue más excitante que cualquier aventura erótica anterior. No obstante, el embarazo deseado no se produjo. El control del ciclo menstrual a través de la medición de la temperatura corporal, las pruebas de ovulación, la programación del coito, entre otros métodos, me acompañó inevitablemente durante meses. Y quién hubiera pensado que:

El sexo programado en los días fértiles no era tan excitante.

El sexo oral, anal o las prácticas en las que su preciosa semilla no terminaba en mi vagina estaban fuera de los límites en los días fértiles del mes.

Hasta que por fin lo logramos y me quedé embarazada. Finalmente, no más sexo con “cita previa”.

¡Por fin embarazada! ¿Y ahora?

En los primeros días y semanas después de la concepción todo era igual que antes. ¡Bueno, casi todo! Ya no practicábamos sexo con otras personas. Para empezar, estaba convencida que estar embarazada significaba que ya no era atractiva para muchos de mis partners de juegos sexuales. Además, estando embarazada, no me habría parecido bien practicar sexo con terceros.

Finalmente, el pequeño habitante de mi vientre se dio a conocer: Náuseas que no me permitía realizar sexo oral a mi pareja, dolores abdominales, edemas, aumento de peso, cambios de humor… … ¡y, sobre todo, los pechos!

Lo siento en mi ser - sexo en el embarazo
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En el primer trimestre de embarazo, mis pechos se hincharon rápidamente, la areola creció y oscureció y por muy seductor que le pareciera a mi compañero, estaba totalmente prohibido acariciarlos o manosearlos morbosamente… los pechos me dolían con cada movimiento, incluso el ligero roce de la tela del sostén me molestaba.

¿Embarazada y con más ganas?

Cuanto más avanzaba el embarazo, más me sentía en baja forma y, sobre todo, menos sexy. En cambio, mi compañero lo vivió de forma diferente. Mis nuevas curvas le cautivaban y tenía un deseo constante de sexo. ¡Pobrecito! Mi instinto maternal y mi atención se centraba cada vez más en el embarazo y para nada en él.

¿Quién inició el rumor de que las mujeres embarazadas tienen más deseo de sexo?

Nuestro punto álgido de erotismo fue el masaje perineal diario prescrito por la comadrona para prevenir un desgarro durante el nacimiento.

No todo se estropeó en términos de sexualidad. La vulva, incluido el clítoris que es la parte sexualmente más sensible, recibe más sangre durante el embarazo. Cuando podía tener sexo, a pesar de estar cansada, experimenté una sensación más intensa y alcancé el glorioso orgasmo rápidamente. Para mí, llegó incluso tan lejos que podía correrme durante el sexo vaginal mucho más fácilmente que de costumbre.

Ligero aumento del placer

Sólo en el segundo trimestre del embarazo, cuando el cuerpo se había ajustado gradualmente a los cambios, nuestra vida sexual se volvió más activa, a parte del hecho que muchas posturas sexuales ya no eran posibles. Sólo quedaban la cuchara y el perrito.

Para mí, no estaba mal, porque me encantan ambas posiciones. Pero mi compañero insistía una y otra vez sobre lo mucho que deseaba llevarme nuevamente a la posición del misionero.

A medida que pasaba el tiempo me invadía la angustia mientras se acercaba la fecha prevista del parto. Pero, al superar la fecha, la matrona con su amplia experiencia recomendó sexo diario porque las contracciones del útero durante el orgasmo y ciertas hormonas presentes en los espermatozoides pueden ayudar a provocar el parto.

Así que el penúltimo día antes del parto, tuvimos sexo fantástico.

Después del nacimiento: ¡a lamerse las heridas!

Los hombres deben ser ahora muy valientes.Dar a luz a un niño deja secuelas como el descenso hormonal, las lesiones provocadas por el parto…, incluso algunas mujeres necesitan puntos de sutura. Los primeros días después de dar a luz tuve dolor, sentía algunas zonas entumecidas y el suelo pélvico estaba resentido. Sin olvidar el flujo posparto (la secreción del útero después del parto) que me acompañó durante semanas.

Justo después del nacimiento, las primeras parejas sexuales me contactaron de nuevo y quisieron concertar una cita. Algunos consideraron incomprensible que no me apeteciera volver a hacerlo de inmediato.

Estaba claro de que no habían oído hablar del postparto ni de su flujo. Pero, para mi, lo más importante en mi agenda era un par de horas de sueño, un baño relajante o un café con mi mejor amiga, siempre y cuando mi bebé me lo permitiera, ¡claro está!

Lo siento en mi ser - sexo en el embarazo
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De todos modos, tener relaciones sexuales no formaba parte de mis pensamientos tras el parto y no tuve ningún deseo durante los primeros días. Estaba demasiado ocupada con el bebé porque sufría por falta de sueño y yo tenía dolor en el bajo vientre.

Nuevamente me volvían a atormentar los pechos. Los pezones estaban completamente lastimados y ensangrentados, ya que primero tenían que acostumbrarse a la lactancia y cuando pensé que los pechos no podían ponerse más duros, siguió el problema del exceso de leche. Posteriormente hubo un caos hormonal que me llevó en cuestión de segundos de la euforia a la melancolía. Estaba claro que tenía además una depresión pos parto.

Solo sexo anal para comenzar

Por todas estas razones, quería esperar un poco antes de tener sexo vaginal. Pero como todavía tenía deseos y quería sentir a mi compañero de nuevo dentro de mí, empezamos por el sexo anal. El primer sexo vaginal después de unas tres semanas no fue muy placentero, así que esperamos hasta la sexta semana después del nacimiento para el siguiente intento. Entonces el sexo fue más placentero, pero aún así era doloroso sin lubricante.

Ahora ocho semanas después del nacimiento, las conversaciones con mi compañero giran en torno a temas como la digestión y la alimentación del bebé. El deseo aún no ha vuelto del todo y mis pensamientos y actuaciones aún no son las de antes. Poco a poco estamos aprendiendo a aprovechar situaciones furtivas para estar juntos, pero planificándolas meticulosamente teniendo los juguetes listos horas antes y ducharnos en momentos libres. Todo esto para poder empezar en seguida cuando nuestro bebé finalmente se haya dormido.

Este tiempo de inactividad valen oro para mí como madre joven y pareja. Por lo tanto hay que tomar en cuenta que no solo soy madre sino también mujer, sin embargo, ser madre es muy satisfactorio y puede llenar nuestro corazón de emociones. Lo respiro, lo siento, lo disfruto al máximo.

¿El sexo y las ganas volverán nuevamente? Estoy emocionada por saber en qué forma van a volver el deseo, la libido y el sentir de nuevo esa normalidad sexual y personal.

 

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