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¿Aún no sabes decir "NO"?

Aprende a hacerlo con un sencillo juego

Uno de los temas que más se trabajan en piscología y coaching es el de aprender a decir "no". En cambio, en el mundo liberal parece que es un derecho que se respeta más de lo que uno puede imaginar: cuando alguien dice "no", se respeta la decisión y, en general, no se insiste. Es una regla básica que permite el funcionamiento de nuestra comunidad. Pero, ¿qué pasa si no sabemos rechazar?

 

Por Gionia

Decepción y mala educación

La primera vez que nos dimos cuenta de que no sabíamos decir que no, fue en un local liberal. A través de una red social conocimos a una pareja que nos resultaron interesantes. Intercambiamos más fotos y, finalmente, cuando se alinearon los astros y pudimos coincidir las dos parejas, quedamos en un conocido local liberal de Barcelona. Ambos estábamos nerviosos pero ilusionados, pues no teníamos mucha experiencia en aquella época. Nos habíamos acicalado, perfumado… ¡Parecía que era nuestra primera cita! Y es que realmente era la primera vez que quedábamos con alguien que habíamos conocido a través de una App.

Sin embargo, cuando los vimos pasar por la puerta del local, a ambos nos cambiaron las caras: ¡No se parecían mucho a las fotos que nos mandaron! Quizá eran fotos sacadas con muy buen ángulo o, tal vez, habían sido tomadas un par de décadas antes. Pero ya habíamos invertido muchas horas de mensajeo y acicalamiento como para quedarnos en la mera decepción, por lo que decidimos dar una oportunidad a la situación y nos sentamos a tomar una copa con ellos y charlar. El tiempo transcurría y el feeling no sólo no surgió, sino que la cosa iba a peor ya que no teníamos nada en común.

Llegados a un punto, la pareja nos invitó a ir a la zona de las camas y nosotros nos miramos sin saber qué decir. Llevamos muchos años juntos y sabíamos perfectamente que ninguno de los dos quería nada con la pareja. Pero ¿cómo decirlo? ¿cómo podíamos rechazarlos sin ofenderlos, llegados a estas alturas? Tomamos entonces la decisión más maleducada y cobarde de nuestras vidas: les dijimos que vale, los acompañamos a las camas y en una distracción nos escabullimos pitando. Bloqueamos su contacto y nunca más nos volvimos a ver. ¡Mal, muy mal!

Un miedo generalizado

Tiempo después, surgió la conversación en una reunión de amigos horizontales y explicamos nuestra bochornosa experiencia. A pesar de que todos los presentes reconocieron que nuestra actitud había sido totalmente equivocada -"Que sí. Que no tenéis experiencia. Pero, eso no se puede hacer" –nos reprendieron. Todos reconocieron que alguna vez se habían encontrado en una situación similar.

¿Cuántas han sido las veces que mediante redes sociales se nos ofrecen encuentros con parejas, hombres o mujeres, que no nos gustan? Ante la situación, algunos optan por los: "No… es que ahora no estamos buscando nada". Otros simplemente dan largas: "Lo hablo con él/ella y os digo algo", "Este finde nos viene mal, ya hablaremos para el siguiente…". Y en ocasiones, simplemente optan por ignorar el mensaje. Cualquier eufemismo vale para no exponer la cruda realidad: que sus fotos y/o descripción no nos han motivado. ¿Por qué, generalmente, no somos capaces de decir lo que sentimos?

Nosotros, como pareja, hemos descubierto que cuando decimos: "Muchas gracias por vuestra oferta, pero vuestro perfil no se corresponde a lo que buscamos", no pasa nada, nadie se ofende ni se disgusta. De igual manera, cuando nos han amablemente rechazado, no nos lo hemos tomado como algo personal pues sabemos que cada cual tiene sus gustos y uno no tiene por qué resultar atractivo a todo el mundo y menos cuando nuestra tarjeta de visita es un simple perfil estático.

De hecho, estas dificultades no se quedan sólo en las redes sociales: ¿cuántas veces nos hemos negado a encuentros en lugares privados e íntimos, como casas u hoteles, por miedo a tener que decir que no? Pensamos: "Y si al final resulta que no nos gustan y ya estamos en su casa o están ellos en la nuestra, ¿cómo les despachamos? ¿cómo decimos que al final no habrá sexo?". Decidimos entonces quedar en entornos neutros, en bares ruidosos o discotecas en las que es imposible hablar pero que, al menos, nos evitan ese "mal trago".

Ojalá lo hubiéramos hecho antes…

Lo mejor sería que aprendiéramos a ser honestos y claros. Que nos sintiéramos libres de comunicar nuestras emociones con naturalidad y sin temor a ofender pues, si se dice con educación y respeto, no debería molestar a nadie. Una estrategia para comunicar una "mala noticia" es la técnica del "sándwich", con la que emparedaremos la mala noticia entre dos frases positivas. Por ejemplo: "Nos lo hemos pasado genial con vosotros y aunque no hemos sentido la atracción sexual que esperábamos, nos gustaría conservar el contacto porque sois gente muy interesante".

Al final, se nos ocurrió una idea en forma de juego en esa misma reunión en la que confesamos nuestro "pecado". Una estrategia muy simple que llevamos utilizando cada vez que nos citamos con una pareja tanto en una casa como en un bar. Se trata de un sencillo juego que suplió nuestra pequeña falta de madurez emocional.

Un pequeño truco para decir no con diversión

El problema se crea cuando se queda físicamente con alguien… no os olvidéis de ser lo más respetuosos posible. Estar cara a cara con alguien con los que no os apetece tener sexo es una experiencia desagradable y se entiende que un NO puede sentar muy mal. A veces no es solamente una cuestión física, incluso las personas que son de buen ver pueden provocar rechazo porque no provocan esa chispita que se necesita para ir más adelante. Y en este caso pega muy bien el dicho "para gustos colores".

Si quedáis con una pareja, os proponemos un pequeño "juego" inocente, efectivo, diplomático y sobretodo poco arriesgado a nivel emocional.

  • Cortar 4 trocitos de papel de forma igual.
  • Escribir un SI y un NO en cada papel (que sea siempre la misma persona que escriba para que no se reconozca la diferencia de la caligrafía).
  • Invitar a los demás a que pongan un círculo en una de las propuestas. La palabra (Si o No) dentro del círculo corresponderá a vuestro "voto".
  • Recoger las 4 papeletas y contar los Síes y los Noes.
  • Recalcar bien que con un solo "NO" no se sigue adelante. Aquí no se trata de hacer valer la mayoría. O todos, o nadie.
¿Aún no sabes decir "NO"?
 

Con este sistema nadie sabrá, durante el encuentro, quién ha votado el o los posibles Noes (siempre y cuando no sean 4 Noes o 4 Síes y por lo tanto todo estaría aclarado). De esta forma la situación será menos violenta. Eso sí, después cada uno en su casa podrá sacar sus propias conclusiones del voto.

Naturalmente, hay que responder con toda libertad y sobretodo encajar el resultado de forma natural puesto que, por suerte, nadie gusta a todo el mundo.

Y si no os gusta este "juego" o si os falta la asertividad, siempre podéis recurrir a cualquier otra excusa que se os ocurra…

 

¡Esperamos que este juego os facilitará vuestros futuros encuentros con parejas liberales! Contadnos en el foro si lo ponéis en práctica o si habéis experimentado situaciones parecidas.

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