¿Creías que el Shibari es un arte marcial, una técnica milenaria o un puñado de trucos para saber atar a tu pareja a la cama? ¡Pues te equivocabas! En este artículo te contamos cómo has de entender las cuerdas. ¡Desátate de todas tus ideas erróneas sobre esta disciplina!
Por Madrid Shibari
El Shibari en plural: intimidad y conexión
El Shibari, también llamado Kinbaku, es una disciplina erótica japonesa que consiste en juego y comunicación a través de las cuerdas. Por medio de cuerdas de fibra natural, las ataduras nos permiten disfrutar de una experiencia íntima junto a otra persona. Da igual si hacemos Shibari en suelo o aéreo: la conexión e introspección que aportan las cuerdas no tiene parangón.
Por ello, se trata de un arte inherentemente asociado al contacto, a la cesión de poder y al vínculo que se establece entre el rigger y el bottom, es decir, quien ata y quien es atado. Así, hay que entender el Shibari en plural: para nosotros no tiene sentido practicarlo a solas, de la misma manera que no jugamos solos al tenis o al ajedrez.
El aprendizaje de las cuerdas
Desde Madrid Shibari llevamos muchos años enseñando y practicando el Shibari en España y alrededor de Europa. Hemos aprendido con casi todos los maestros japoneses y enseñado esta técnica a todo tipo de personas.
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Mucha gente piensa que el Shibari es simplemente un juego sexual consistente en atar las manos de tu pareja a la cama. Pero, gracias a toda la formación que hemos recibido, hemos aprendido (nosotros y, después, nuestros alumnos) que el Shibari que es algo más, algo mucho más interesante y divertido.
El Shibari es una disciplina viva de la que siempre podemos extraer conocimientos nuevos. De la que cada día podemos explorar y aprender. Da igual si eres la persona que ata como la que es atada: la sabiduría que aportan las cuerdas es inagotable.
El respeto a la cultura japonesa
Como todo el mundo sabe, esta disciplina tiene unos principios técnicos, estéticos y eróticos muy ligados a la cultura japonesa. Es por ese motivo que nuestro método formativo está muy centrado en respetar los orígenes y el contexto cultural del Shibari y no hacer de él apropiación cultural, sino apreciación.
Así pues, enseñamos a nuestros alumnos que el Shibari no es ninguna técnica milenaria, ni un arte marcial, ni se concibió como un yoga aéreo con cuerdas sin connotación sexual. Porque para nosotros es más importante que aprendan y respeten sus orígenes, que desvirtuar el Shibari para vender cursos.
El Kinbaku es erotismo, pero no sólo eso
Hablamos de Shibari como disciplina erótica porque se practica con contacto, intimidad y desde el deseo. Y porque está muy ligado al BDSM y al contenido adulto en Japón. Pero es importante destacar que entendemos la sexualidad como algo muchísimo más amplio que la genitalidad y la penetración.
Para nosotros la sexualidad es algo fluido que abarca muchos juegos, prácticas, dinámicas y fetiches, y que nos enriquece. Además, a nuestros cursos acuden personas de todas las orientaciones sexuales, géneros, cuerpos y modelos relacionales, porque creemos que todo el mundo puede practicarlo y disfrutarlo.
Para nosotros el Shibari es una herramienta maravillosa que nos permite estar presentes con nuestra pareja de cuerdas y donde podemos desconectar del resto del mundo y de nuestras preocupaciones del día a día. Es nuestro espacio de juego, nuestro pequeño refugio donde se experimentan sensaciones intensas y dinámicas de poder de una forma más segura y controlada. Por eso decimos que el Shibari es erotismo, pero no sólo buscamos eso cuando nos atamos.
La comunicación en pareja a través de las ataduras
Siempre valoramos mucho el feedback de nuestros estudiantes. Y uno de los comentarios más frecuentes es "desde que practicamos Shibari, nuestra comunicación no verbal (como pareja) ha mejorado mucho".
Y eso es porque practicamos el Shibari en silencio, y enseñamos a nuestros alumnos a leer el lenguaje no verbal de la otra persona. Su respiración, sus movimientos, sus tiempos… todo aquello que a menudo pasamos por alto. Todo se magnifica y cuando prestamos atención a la persona que tenemos delante, podemos al fin oír lo que nos quiere decir. Cuando eso ocurre, es cuando de verdad estamos haciendo buen Shibari, no cuando nos salen las mejores figuras o ataduras.
Las cuerdas al fin y al cabo son solo una herramienta. Cuánto más conocimiento y experiencia tengamos con ellas, es obvio que más complejo y fluido podrá ser nuestro juego. Pero no debemos olvidar que la persona que tenemos delante es nuestro por qué, y ahí está la magia.
La comunicación con cuerdas
La comunicación con cuerdas
La comunicación con cuerdas
La comunicación con cuerdas
La comunicación con cuerdas
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