VINOS DE BOURGOGNE, FRANCIA
Me acerco al ventanal de mi habitación, observo en mi desnudez los primeros rayos del sol pintar aquel hermoso amanecer en Catalunya.Me quedo ahí, inmóvil, pensativo, perdido en mis recuerdos...
La mente abre sus alas y despega con decisión, se aleja lentamente, cruzando fronteras hasta aterrizar en mi tierra: La Bourgogne (Borgoña) Francia.
Soy Espectador de mi propia vida, mi infancia.
Las imágenes aparecen y desaparecen, me absorben en su desorden,
Desfilan ante mi, como si estuviese sentado en la vieja butaca de una sala de cine antiguo, en el cual el tiempo de los años no quiso perdonar.
Pienso en ti, mí Borgoña, te echo de menos y las lágrimas se derraman sin control alguno, se agrupan en mitad de mis pensamientos y se ven arrastradas como la corriente de uno de los Ríos de Borgoña, "La Saône".
Una tierra repleta de Castillos y viñedos,
Bordeados de sus planas, valles y montañas
Las cuatro estaciones ofrecen desmesurados encantos, sus paisajes, sus curvas, te abrazan con cariño pero lo que más destaca en mi tierra, son sus viñedos que se funden y maquillan una Borgoña llena de historia y cultura.
Me maravilla cada paseos entre sus setos, mis brazos tendidos, las manos abiertas acarician las hojas de aquellas uvas. Eternos caminos, la tierra húmeda acumulándose en la suela de mis botas...también recuerdo las broncas de mi madre volviendo manchado, sucio y empapado, tras las lluvias abundantes por momentos, pero no me importaba, aprovechaba cualquier ocasión para volver a pasear en los viñedos, la mirada asombrada de un niño en su más bella inocencia.
Los días pasan y el inicio de la vendimia a la vuelta de la esquina, promesas de un gran año para muchos de nosotros.
Me alimentaba del placer de observar a esos viticultores trabajando duro, los primeros en levantarse y los últimos en acostarse, escuchaba sus conversaciones, a veces discutían entre ellos, pero también se ayudaban unos a otros en los preparativos, porque les unía algo más grandes que sus propias diferencias, compartían un mismo amor por los Vinos de Bourgogne.
Todos se cuidaban, todos trabajaban para darle vida y cuidar el alma de Borgoña: su preciado vino.
Es una tierra que deje atrás hace muchos años, pero que jamás olvidaré porque es parte de mi, parte de quien soy y ni la distancia ni los años arrasarán lo que siento por mi Región.
Cuando me fui, te lleve conmigo, vives en mis recuerdos pero también en mi corazón.
Cuando observaré el horizonte por aquel ventanal y mi mente vuelva a emprender su vuelo, te pensaré, te recordaré.
Tu belleza nunca dejará de erotizar mis sentidos.
