A 20 M. DE LA ESTACIÓN

Se paró.

A 20 metros de la estación de Embajadores, de repente, con un ruido sordo de algo roto.
O tal vez no tan sordo, yo me reía con "No hay negros en el Tíbet", los cascos a todo volumen...cuando se paró.

Me quité los cascos con fastidio y al girar la cabeza me encontré con la mirada de cervatillo asustado de mi compañera de asiento. Unos ojos azules pequeños y llenos de alarmas asomaban por encima de una mascarilla negra. Y en ese momento fui consciente de su mano en mi pierna derecha apretando con fuerza.

Cuando vas en los asientos laterales de la Renfe (mis preferidos) tienes campo abierto para ojear cualquier cosa que te pueda alegrar una mañana de miércoles. Una mirada, un bonito canalillo, la curva deliciosa de un cuello...por supuesto había fichado a mi compañera de asiento: menos de treinta, mona, vestido corto, medias negras, bonitas piernas. Lo que no esperaba era aquella mano en mi pierna que seguía apretando, estaba empezando a doler...

-Estás bien?- le dije- no te preocupes esto pasa cada..-
-NO, no estoy bien- me cortó, mientras el tren seguía soltando bufidos, casi como yo y mi pierna dolorida- tengo un...un problema, verás es que me-
• yo si que voy a tener un problema, pero de circulación !!- le corté mirando con intención la tenaza de su mano en mi pierna .
• ayyyy si perdona, yo lo arreglo- pero no soltó, sino que la presión se convirtió en masaje y el masaje casi en caricia, mientras un torrente de palabras salia de su boca, más cerca de la mía (con las barreras de las mascarillas incluidas) de lo que uno espera en una desconocida.

El caso es que yo no entendía mucho lo que decía mientras acariciaba sin parar mi pierna casi llegando a las entretelas... solo algunas palabras sueltas:
accidente
temblor
piel
nervios
placer
PLACER??
??

Justo en el momento que el maquinista abría la puerta de su cabina y salía con cara de mal augurio, le agarré la mano y mirándole intensamente a los ojos le dije:
• Voy a montar un espectáculo!! -
bajando la mirada a mi entrepierna que empezaba a ser mostrador de charcutería, de lo que crecía aquello. Ágil, como una gacela se soltó, me dió un súbito apretón en toda la cima y agarrando mi mano la metió directamente bajo su vestido.

• AH vale - dijo temblorosa y divertida- entonces hazlo tú-.

YO ??

Ni se lo piensa, mete la mano bajo su vestido y bajo las medias, aparta las tanga dejando todo su sexo a merced de mi mano, solo separada por las finas medias de seda, que sé que voy a romper.
Apoya su cabeza en mi hombro y me dice casi al oído:- no te cortes, haz lo que quieras, pero rápido que estoy apunto, ya te he dicho que las situaciones de peligro me ponen muy cachonda.mm - empieza a gemirme en la oreja mientras de vez en cuando saca una lenguecita que me ronda el placer y el escalofrío por el oído.

Introduzco dos dedos tan adentro como puedo, rompiendo unas medias que chorrean, estoy empalmadísimo y no sé si me mira todo el vagón o no nos vé nadie, me la sopla en realidad.

Con el dedo gordo dibujo ochos sobre su clítoris mientras penetro con golpes secos su vagina cuando de repente el tren da un tirón y se pone en marcha.
Me urge:- Date prisa !!! me bajo en esta!! - Acelero mientras ella agarra mi mano y la aprieta contra su vulva, me muerde la oreja mientras se corre y después introduce toda su lengua en el oído haciendo que me tiemble hasta el aliento.

Se abren las puertas y de tan ágil como es, casi se lleva mi mano puesta camino del andén. La miro salir del vagón, sabe que estoy mirando su culo (que no está nada mal), se gira y me grita: - ME ENCANTARIA BESARTE, PERO YA SABES - y señala su mascarilla.

Luego me lanza un GRACIAS sin voz y con mucha picardía, señala la tienda de campaña y me hace un gesto de MACHACATELA-A-MI-SALUD.


Los que suben al vagón y se encuentran con un pobre tipo empalmado y con una mano levantada que chorrea, no saben si reírse o llamar a seguridad.