Día del cáncer de mama: la historia detrás del rosa

El emblemático símbolo contra el cáncer de mama era de color melocotón y supuso elevar del 15 porciento de supervivencia de esta enfermedad al 85 por ciento en tan solo 30 años.

La andadura rosa por la que cada 19 de octubre se da gracias a que el índice de superación del cáncer de mama se haya elevado al 85 por ciento empezó en 1991 con los lazos de color melocotón que repartía la norteamericana Charlotte Haley. 

Esta superviviente de la enfermedad repartía los simbólicos distintivos entre los distintos comercios de su barrio y los hacía llegar a mujeres que tenían un lugar destacado en la sociedad.

Con cada lazo, Haley compartía esta nota: “El presupuesto anual del Instituto Nacional de Cáncer es de 1.8 billones de dólares, de los cuales sólo el 5% se destinan a la prevención del cáncer. Ayúdanos a despertar a nuestros legisladores y a EEUU utilizando este lazo”.
El movimiento de Haley llegó a oídos de la editora de la revista Self, Alexandra Penney, y la vicepresidenta de la compañía cosmética, Evelyn Lauder. Las dos mujeres al ver el potencial de los lazos propusieron a Haley ser parte de la imagen del movimiento. La mujer, que confeccionaba los lazos en su casa, declinó la oferta al verla “demasiado corporativa y comercial”.

La revista decidió seguir adelante pese a no contar con la creadora y cambió el color del símbolo a rosa. Esta decisión supuso que “las empresas cogieran el guante y gracias a la recaudación contra el cáncer y la inversión en investigación, la supervivencia del tumor más común para las mujeres pasase de un 15 por ciento a un 85 por ciento” ha indicado una portavoz de la Asociación Española Contra el Cáncer, Esther Diez.

“Desde entonces, el rosa se ha convertido en un símbolo a nivel internacional del compromiso y la concienciación en cáncer de mama. Es un símbolo de movilización ante la necesidad de tener más investigación para sobrevivir a este tumor”, ha agregado Diez.

Por toda esta comercialización y romantizar una enfermedad mortal como es el cáncer de mama, somos muchas las personas que no apoyamos ese lazo rosa ni sentimos que nos representa.

Si bien la idea de Haley fue maravillosa, desde luego, sí, tal vez lograron que se conociera más a través de las conocidas, editora de la revista Self, Alexandra Penney, y la vicepresidenta de la compañía cosmética, Evelyn Lauder.
Pero cada año más y más parece una romantización de esta enfermedad mortal en la que preciosas mujeres de muchos ámbitos visten un pañuelo rosa sobre su linda cabellera y un lazo rosa en sus ropas.
Eso no es una muestra real de lo que significa el cáncer de mama.

Cuando después de un cáncer de ovarios en Estadio III de mi madre y más adelante un cáncer de mama, se le hicieron pruebas genéticas y salió positiva en BRCA2. Yo me sometí a la prueba, una analítica, por recomendación de los oncólogos e investigadores.
Cuando salí positiva y me dieron los porcentajes de padecer algún tipo de cáncer en un futuro no me paré mucho a pensar y opté por la prevención, retirando mis ovarios y trompas de Falopio sanos en ese momento y la extirpación de ambos pechos también sanos en ese momento.
Fue mucha la gente que cuestionó mi decisión, pero es mi vida la que entraba en esa ruleta con un porcentaje del 80% y que iría aumentando con la edad. Eso no me libra de poder tenerlo, pero si reduce mis posibilidades a un 3%, cuando los de una mujer sin mutación genética es de un 7%.
Algunos me llaman valiente, no, no lo soy, estaba cagada de miedo como tantas otras mujeres y quería reducir mis posibilidades por mis hijos y por mi misma.
No me arrepiento en absoluto de la decisión que tomé a pesar de todo el daño físico, emocional y mental que ello ha supuesto en mi y sin duda volvería a elegir hacerlo.
Por favor, haceros las exploraciones de manera habitual, añadirlo a vuestras rutinas y no dejéis pasar los chequeos que pueden detectar cualquier alteración.
Sí, hoy en día muchas mujeres, y hombres, sobreviven a ello, pero os aseguro que también he conocido a muchas que no lo han hecho.