PERFIDIA
PERFIDIA Va a ser la cuarta vez que suene la misma canción.
La primera vez se dedicó a acariciarme mientras canturreaba “ y tuuuuuu, si puedes tu con dios hablaaar…” según iba desabrochando muy despacio los pequeños botones en la espalda de mi vestido rojo, que tanto le había costado a mi marido abrochar.
Con cada botoncito abierto, además de canturrear “ el maaarr , espejo de mi corazón , micorazooonn” , depositaba un beso o un arañazo, incluso un pequeño mordisco, hasta llegar al último botón, junto a ese hueso que me sobresale un poco , justo antes de comenzar la curva del templo de los disfrutes (o sea: mi culo). En ese momento cayó mi precioso vestido rojo y el recorrió con su lengua y sus manos mi columna hasta llegar a la nuca y morder como un lobo que apresa a una gacela.
Al acabar la canción, ya estaba solo con mi culote alto y casi transparente (rojo por supuesto , que te has creído que soy ¡!!) tirada en la cama como una equis y sujeta por las muñecas y los tobillos, bien abierta a su antojo, que seguía canturreando por la habitación.
Con dos cojines de satén (ROJOS!!) , uno a cada lado de la cara , me puso un especie de mordaza atada con un lazo (por favor, por favor que sea rojo…) que me impedía ver y casi respirar y elevándome por justo el coño con toda la mano abierta plantó otro cojín mas grande y mas rojo debajo mío para tener bien a mano el centro de mi placer…
-Ahora, vas a escuchar la canción entera, dura casi tres minutos, concéntrate bien, en cada compás hay un golpe , casi como un latigazo, un CHAAASS! cuéntalos CON ATENCIÓN… si me dices cuantos son, continuaré con esta tortura que tanto te gusta , sino recibirás un castigo por cada uno de los latigazos que se oyen en la canción…-
Y dicho esto, arrasa con mis bragas de 40 euros, me embadurna el ano y toda la vulva con un gel ardiente y me penetra con un consolador doble que pone a vibrar , como a mi me gusta, en fases , como a pequeños golpes que van subiendo de intensidad.
Atada, amordazada entre dos cojines, penetrada y temblando, introduce como puede dos ipods en mis oídos, no sin antes susurrarme: - Cuéntalos…- Comienza la canción atronando en mi cabeza , mientras oleadas de placer suben y suben , casi más que la propia música y me invaden todo el cuerpo. Contar?? Para que! si estoy a punto de gritar inundando la cama de mis jugos, cuando de pronto se acaba y con la canción todo se para…
menos mis gemidos…
Le oigo decir en mi cabeza : - Cuantos latigazos ¿?? – COMO??? Si estaba a punto de correrme, por que estas en mi cabeza ¿?? – estoy sonando en tus ipods , dime cuantos latigazos suenan…, vamos esfuérzate, quieres que los conecte de nuevo???- y me manda unas oleadas de placer a esos lugares que tan bien rellenos están y que no duran mucho- ehhh quieres??, dime cuantos latigazos han sonado… - ¡! 80 ¡!! Grito como puedo , sofocada por los cojines y casi tan roja como ellos.
- NOOOOOOOOOOOOOoooooooouuu- aulla – menosssss
Y se hace el silencio. Solo me escucho respirar, agitada , expuesta, expectante. Unos violines me anuncian que llega mi castigo. A cada golpe de la canción , recibo un azote , un mordisco, una palmetada, un pellizco, una mano que me agarra un pezón y aprieta, un lametazo en mi clítoris, y después un golpe en el consolador que me mueve entera, pero cuantos son ¿?
Intento contar mientras me castigan y mi excitación sube como la espuma , no solo los malditos latigazos de la canción, sino cuanta gente me esta llevando a una sensación de placer desconocida , que no sale de mi templo, sino de todo mi cuerpo.. pierdo la cuenta y el control y estoy de nuevo a punto de correrme cuando de pronto todo se para de nuevo!!!
No puedo más… y la voz dice en mi cabeza- Cuantos ¿?? – y contesto todavía gimiendo: Los que tu quieras.
Va a ser la cuarta vez que suene la misma canción.
Y aquí estoy esperando, encantada a que empiece.