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Mi primera vez siendo azotada por una dómina profesional

Te cuento mi experiencia de spanking y BDSM

Cuando JOYclub me propuso ser la sumisa para un tutorial de spanking, me asaltaron algunas dudas existenciales: ¿Aguantaré suficiente? ¿Será mi culo pequeño el más adecuado para esto?

En un margen de 10 minutos llegué a la conclusión de que ni el spanking ni el BDSM deberían convertirse en una competición de sado-masoquismo y de que todos los cuerpos son válidos para ello, así que enseguida acepté y me dejé llevar por la emoción de la experiencia que estaba a punto de vivir.

Por MarinaMoon


Mi primera vez siendo azotada por una dómina profesional

Marina Moon es una mujer switch haciendo su camino de autodescubrimiento en el mundo del BDSM, el kink y el shibari. Azafata de Joyclub y fácil de encontrar en cualquier play party. Curiosa por naturaleza, me adentré en las prácticas de la sexualidad disidente y desde entonces no he parado de descubrir cosas sobre mí misma.

Me adentro a la mazmorra The Wicked Place

La mistress profesional era Mistress Nereida, la propietaria de mi mazmorra de confianza en Barcelona, The Wicked Place. Ella estaría enseñando a Cecilia Bizzotto, portavoz de JOYclub y amiga, cómo iniciarse en el mundo del spanking con flogger, fusta y pala de la marca Lovehoney. No hace falta decir que con este contexto y la maravillosa compañía me sentía como en casa.

Al llegar a la mazmorra vi unas muñequeras moradas y doradas preciosas, y Mistress Nereida me dijo que me las podía dejar durante el rodaje. Las anillas metálicas iban haciendo ruido cuando me movía, así que me sentía como una vaquita pastoreando en un prado: temporalmente libre, pero pudiendo ser encontrada en cualquier momento (*kink desbloqueado*).

 

Descubriendo la objetivización

Mi primera función fue ser objetivizada como mesa. Colocaron los juguetes para spanking encima de mi espalda y explicaron las particularidades teóricas de cada uno. La objetivización (convertirte en un objeto) es una práctica que nunca me había llamado especialmente la atención. En realidad, pensaba que estar inmóvil durante mucho tiempo me resultaría aburrido y poco estimulante, pero estaba dispuesta a darle una oportunidad.

Tengo que reconocer que esta primera experiencia me sorprendió en positivo. Tener una tarea, aunque sea pasiva y tengas que estar quieta, tiene su atractivo. Mientras intentaba moverme lo menos posible, podía oír cómo hablaban entre ellas y cogían y dejaban los utensilios en mi espalda, y eso me hacía adoptar una actitud de servidumbre y respeto. Al mismo tiempo, cualquier contacto físico como una caricia o el roce de un juguete en la espalda se sentía mucho más intenso de lo habitual. Tuve la sensación de que parte de mi función era pasar desapercibida. Era como tener la oportunidad de estar en un lugar donde se suponía que no debía estar, de colarme y espiar, y a la vez formar parte de la escena. Y eso me pareció interesante.

Otra cosa que descubrí fue que

estar a cuatro patas durante 20 minutos sin moverse cansa mucho más de lo que una se pueda imaginar, así que ahora estoy en búsqueda de otros objetos en los que me pueda convertir sin perder las rodillas y las muñecas.

Aparte de este pequeño inconveniente de fácil solución, claramente tengo intención de seguir explorando esta práctica en algún momento.

VÍDEO: ¿Cómo hacer spanking? (Parte 1)

Antes de empezar con el tutorial práctico de spanking, le expliqué a Mistress Nereida que normalmente no conseguía que me quedara el culo demasiado rojo, y que no estaba segura de si era porque simplemente no me gustaba mucha intensidad, o si había otras formas de conseguirlo. Más adelante desvelaré el resultado de esta conversación.

Y llegó el momento de la verdad.

Aprendiendo a spankear

El spanking fue gradual y durante un buen rato se sirvieron de pala, fusta y flogger para explicar (y demostrar) la mejor forma de utilizar cada uno. Se iban turnando entre Mistress Nereida y Cecilia, y una le enseñaba a la otra cómo utilizar cada juguete para poder hacer una sesión de azotes divertida, variada y segura.

Por experiencias previas, pensaba que las palas y las fustas no eran lo mío. Las había probado de madera, y la sensación me parecía bastante punzante como para mantenerla mucho tiempo. Pero si hay algo de maravilloso en los juguetes de BDSM es la amplia diversidad de materiales, formas e intensidades y, gracias a esta experiencia, pronto me reconcilié con ellos. Además, la pala y la fusta tienen una precisión ideal para principiantes.

Aun así, si tuviera que quedarme con un solo juguete, me quedaría con el flogger. Siempre he sido una amante incondicional de los floggers por su versatilidad en los movimientos y por las sensaciones que logran producir, y entre ellos existe también una gran variedad de materiales, longitudes y efectos.


Cuidado: ¡Contenido explícito!

Mi primera vez siendo azotada por una dómina profesional


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Proceso de aprendizaje y expertise en el BDSM

Antes de comentar la experiencia de estar bajo manos expertas, un pequeño disclaimer: en varias ocasiones he tenido plena disposición a poner mi culo para que personas sin experiencia previa aprendieran a spankear, y también he tenido personas dispuestas a poner su culo para que yo aprendiera (no sin varios azotes mal apuntados a las lumbares, *perdón*). Con eso quiero decir que hay pocas cosas que me parezcan más bonitas de la comunidad BDSM, como esa disposición a compartir y aprender conjuntamente, y a entender que la práctica y la comunicación son las vías para que podamos autoconocernos y descubrirnos en este mundo.

Dicho esto, tengo que reconocer que el nivel de expertise de Mistress Nereida era increíble y que marcaba una gran diferencia en mi experiencia como sumisa. Eso alimentó también mi motivación para invertir más tiempo y esfuerzo en aprender como dominante. Como conclusión final, me gustaría resaltar lo mucho que

vale la pena dedicar tiempo en aprender cualquier práctica de BDSM. Y no me refiero solo a la parte estrictamente técnica, sino también en saber desarrollar una negociación, en crear un ambiente cómodo y en adoptar una actitud acorde a tu rol.

Una vez terminado el rodaje, Mistress Nereida me dijo que me mirara el culo en el espejo y, efectivamente: habíamos conseguido un color rojo precioso. Con control y sin necesidad de utilizar una intensidad excesiva. Me fui a mi casa con una experiencia buenísima, habiendo aprendido mucho sobre mi cuerpo y con la tarea pendiente de seguir explorando mis kinks. Así que gracias a JOYclub, y sobre todo a Mistress Nereida y a Cecilia para contar conmigo para esta experiencia.


Existe una gran variedad de prácticas BDSM. ¿Estarías dispuestx a probar cosas diferentes? ¿En qué circunstancias te sentirías cómodx experimentando? ¡Te leemos en el foro!

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