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Maternidad y sexualidad

El deseo sexual en los primeros años de crianza

La etapa de crianza supone una profunda transformación para la pareja. La esfera sexual va a requerir otra mirada y trabajar el vínculo para que el deseo sexual no se esfume. En este artículo, Paula Cavalcante, mamá y sexóloga te ofrece algunos consejos para poder disfrutar de una buena sexualidad durante la maternidad.

Por Paula de Criarenpareja


Maternidad y sexualidad

Hola, soy Paula Cavalcante, mamá de dos junto a mi compañero de vida. Psicóloga vocacional, me formé en sexología clínica y terapia de pareja para acompañar relaciones. La maternidad me llevó a especializarme en la etapa perinatal (pre-concepción, embarazo, parto, posparto y crianza) y desde entonces ayudo a familias a cultivar su vínculo de pareja a la vez que crían desde el respeto.

El posparto, una etapa muy sexual, con poca genitalidad

Durante los primeros meses (o incluso años) una cría mamífera necesita cuerpo, en especial el de la madre gestante. Ese bebé busca proximidad junto al cuerpo que más conoce, y si además la mamá es lactante, busca su alimento en ella. Ese cuerpo sexual, no suele buscar genitalidad, suele requerir sostén, descanso, apoyo emocional…

En el cerebro materno se dan cambios estructurales que permiten ser más sensible a las necesidades del bebé, fusionarse y crear un vínculo seguro. Si tenemos en cuenta el desarrollo de la especie humana, tiene sentido que la madre priorice a la cría delante de cualquier otro asunto. Además, a nivel hormonal hay cambios como un descenso de estrógenos y un aumento de la prolactina (especialmente en lactantes) que inhiben el deseo sexual y disminuyen la lubricación vaginal. La respuesta sexual del cuerpo de una puérpera lactante es similar al de una mujer en la menopausia.

Además, a muchas mujeres les genera miedo volver a entrar en contacto con sus genitales después de ser madres. Si a esto le sumamos alguna dificultad en el parto (violencia obstétrica, episiotomía, desgarros…) el rechazo a la penetración podría aumentar.

Es realmente saludable escucharse el cuerpo, permitirse el tiempo necesario para ir tomando contacto con el nuevo cuerpo y redescubriendo sus sensaciones.

 

El postparto en la pareja no gestante

Maternidad y sexualidad

Y, ¿cómo vive el deseo la pareja no gestante? ¿También existe esa fusión con el bebé?

Por supuesto habrá mujeres gestantes que tengan un deseo activo y que vivan ese momento sin mayor dificultad, aunque como se ha ido comentando, la mayoría va a necesitar una adaptación a la nueva situación..

Para la pareja, la vivencia es distinta puesto que la experiencia que trascurre en su cuerpo y en su cerebro no es la misma. En este momento juega una vital importancia la comunicación, tratar de trasladar cada uno de los integrantes qué necesidades emocionales, afectivas, físicas, sexuales… están apareciendo. Poder poner palabras a todo ello, desde el amor, va a generar espacios de conexión y de comprensión.

En consulta, me encuentro con muchos casos de hombres que se han sorprendido al ver a su pareja transformada y fusionada con el bebé y que se han sentido desplazados, que ya no son una prioridad.
Y es que lo sano es que, al menos al principio, la prioridad sea el ser dependiente y hacer equipo en ello. Lo que ocurre a la vez es que con la ma/paternidad se suelen activar muchas heridas infantiles, de lo que no tuvimos de niñez y lo exigimos a la pareja.

Por otro lado, se ha demostrado en estudios que en los padres que se implican en la crianza y tienen mucho contacto con sus bebés, sus niveles de testosterona disminuye, afectando al deseo sexual, poniéndose en equilibrio con el de la puérpera.

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Ser más de dos, todo un reto

Ser más de dos supone cambios emocionales, de identidad, de roles, de logística… y eso sumado al incremento de obligaciones, el cansancio y la falta de sueño indiscutiblemente afecta a la intimidad sexual de la pareja.

Somos hijas e hijos de un modelo de pareja donde las tareas domésticas y la educación de los menores han sido destinados a la mujer. A pesar de que cada vez es más frecuente encontrarnos con hombres ejerciendo un modelo de paternidad que no es exclusivamente de proveedor, queda mucho pendiente. La falta de equidad en las parejas y la carga mental femenina sigue siendo una losa en estos años de crianza.

Si una persona hace días que vive discusiones con su pareja, está pendiente de las mil tareas del hogar, no se ha sentido respetada/o,...¿dónde hay lugar para el deseo sexual? ¿puede sentir ganas de buscar a su pareja sintiéndose sola/o en asuntos comunes?

Cuando una persona siente que es importante para su pareja es más fácil que el deseo sexual no se apague. Los conflictos son inherentes a las relaciones y la comunicación asertiva es la base para resolverlos. Durante los primeros años de crianza sentir que "sois un equipo" es reparador.

 

El deseo sexual se trabaja

¿Crees que el deseo sexual llega de repente a modo de invasión? ¿Y si eso ocurriese, va a suceder en el preciso instante donde tu pareja y tú estáis en el mismo lugar y sin presencia de terceros?

Una dificultad típica en esta etapa es la de disponer de pocos espacios a solas como pareja. Y con criaturas pequeñas en casa, es todo un reto. Cada familia tiene unas circunstancias concretas y estoy convencida de que quien quiere priorizar más tiempo en pareja, puede hacerlo. Espacios a solas, no necesariamente es tener una cita romántica en un restaurante de moda (que también). Me refiero a espacios de intimidad física y emocional: tener una conversación sin interrupciones, una ducha compartida, ver una película abrazados en el sofá de casa… Darse permiso para disfrutar de esos momentos en los que se da la diversión, alimenta la conexión entre los miembros y riegan la relación y el deseo.

Para trabajar el deseo, algo que considero importante es expandir el concepto de intimidad. Muchas veces lo tenemos asociado a coito, a penetración, a sexo oral... Realmente la intimidad en la pareja puede ser una caricia, un guiño de ojos, una mirada cómplice, un mensajito subido de tono,… Todo aquello que implique juego entre los dos es tener intimidad. De hecho, cuando hay este tipo de juegos, es mucho más sencillo que se mantenga la chispa, esa parte de la llama que no queremos que se apague.

¡Que no se apague el deseo!

¿Quieres más consejos sobre cómo mantener la llama en pareja? ¡Mira esta entrevista de Cecilia Bizzotto a Sergio Fosela!

En los momentos en los que llega el encuentro, es necesario huir del coitocentrismo, es decir que el objetivo en sí no sea la penetración. Se pueden disfrutar de momentos de descubrir las reacciones al cuerpo de la pareja, centrados en conciencia corporal y sensorial. A través del masaje sensitivo, las caricias, el contacto… y así se van despertando todos los sentidos y facilita la aparición de respuestas eróticas.

Para sobrellevar este momento convulso para el deseo erótico será de utilidad comprender que es sólo una etapa. Tener en cuenta todo aquello emocional, físico y logístico que se interpone en la sexualidad compartida va a permitir poner solución y generar los medios necesarios para que no sea causante de una crisis.


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